Recientemente en una conversación sobre reclutamiento y recursos humanos, discutíamos como se complica este proceso porque no sabemos «¿qué buscamos?», creo que encontrar a las personas ideales y armar el equipo de ensueño que necesitamos para cumplir los logros que nos proponemos, depende en mayor medida de conocernos a nosotros mismos más que conocer lo que buscamos o a quién necesitamos en el equipo.
Como líderes debemos conocernos a un nivel de aceptación tan profunda que, de forma consciente sepamos bajo que condiciones funcionamos mejor, bajo que contextos podemos flaquear y sobre todo con qué personas podemos potencializarnos y retribuir ese potencial.
Sucede que nos volvemos expertos en descubrir si un candidato tiene el conocimiento o el temple para ese puesto, pero dejamos de lado entender si los rasgos de esa persona son complementarios conmigo y con el equipo de formas en que lo impulse y no lo deprima.
Creo que no hay candidatos perfectos, pero sí hay perfiles excelentes para sumar al equipo. Todo depende de ¿qué tanto me conozco para saber cómo puedo complementarme a mí y a la organización? La complementariedad es distinta de la diversidad.
La pizza y la pasta son distintas, diversas y logran complementarse. Distinto del arroz, que es delicioso y diverso también, preferiría comerlo con mole.
¡Despertemos ideas!
Eva Saiz