Esta semana ha sido distinta, en casa habíamos decidido no tener un perro, honestamente lo veíamos complejo, mi experiencia con canes había sido solo con chihuahuas, 12 años hasta que se fueron. Leonardo mi hijo no es tan fan, pero Amelia es otra historia, se nota que en la sangre tiene un espíritu «animalístico» así que a la primera oportunidad acepté de sorpresa (literal sin pensarlo) adoptar a una pequeña cachorra de 3 meses, ¡imaginé la escena con mi bebé de 1.6 años tierna jugando y creciendo amorosamente!. Para mi sorpresa, al ir al veterinario me entero que Layla no es y no será nada pequeña y terminará creciendo lo suficiente como para que Amelia pueda montarla. ¡Imagina mi cara en ese momento! Realmente pensaba que me había metido en un serio aprieto, fui imprudente e impulsiva, lo acepté, decidí avanzar y dar todo de mí para que funcione porque mi hija realmente está feliz con la nueva integrante.
Quien me conoce sabe que soy bastante tradicionalista, de rituales; por ejemplo, me gusta comer en determinado lugar de la ciudad e incluso me siento en el mismo lugar y pido lo mismo una y otra vez porque me gusta y me pasa así con los libros. Me encanta determinado estilo y me descubro buscando títulos que aunque proporcionan información valiosa y una perspectiva novedosa, realmente en estilo y forma son similares. Últimamente me ha gustado Daniel Coyle (Código cultura, 2018).
Pero como dije, estamos en una semana no tradicional así que cambié a los profesores del Harvard Business Publishing y leí a Curtis Jackson, el rapero 50 cent y déjame decirte que me agradó su estilo, incluso creo que explicó mejor lo que es resiliencia de lo que me ha tocado leer de autores de otras tallas, así que traté de no asustarme con su lenguaje poco convencional y avancé como lo hice con Layla.
Descubrí que no soy tan temeraria como pensaba, me di cuenta que aunque me encanta explorar, probarme y tomar nuevos retos, realmente lo hago bajo circunstancias que en lo profundo de mí me siento cómoda. Es distinto no tener miedo de sentirte cómodo con este, tal vez no tenemos miedo porque estamos cómodos con él, sabemos que superaremos cualquier golpe y que si no nos gustan haremos algo al respecto, entonces ¿por qué no animarnos a enfrentar nuevos miedos? Si algo distingue a los temerarios (los de verdad, no el grupo) es que ponen a prueba esa comodidad.
¡Despertemos ideas!
Eva Saiz