¿Cuántas oportunidades tenemos?, ¿cuántos chances debemos darles a nuestros colaboradores? Siempre es difícil aceptar los errores de los demás; sin embargo las oportunidades deben ser ilimitadas. Lo que no debemos de perdonar son los descuidos.
Cuando uno se equivoca por ignorancia hay un aprendizaje implícito en el error. En teoría quien se ha equivocado una vez no volverá a hacerlo de la misma forma. Las oportunidades, en ese sentido, son ilimitadas. Hay que probar, hay que tomar riesgos, hay que intentar cosas nuevas, aunque no siempre nos salgan bien o a la primera.
Lo que no podemos permitir son las terceras o cuartas oportunidades sobre los mismos errores. Quien falla constantemente en las mismas actividades no está poniendo la atención o cuidado que debería. Detectar este tipo de errores es a veces más complejo de lo que parece y vital para el desempeño de nuestros negocios.