Pensar en los errores
Por las noches, antes de dormir o mientras cenaba, tenía la costumbre de escribir en una hoja los errores que había cometido en mi negocio durante el día: esa frase mal dicha en la junta, la forma de llamar la atención a alguien, una disputa con el proveedor de marketing, etc. Lo hacía convencido que si podía ser consciente de mis errores también podría dejar de equivocarme. Conforme fue avanzando el tiempo también fue creciendo mi lista diaria. Era impresionante ver cuántos errores cometía, ¡en un sólo día!
Dejé de escribir mis errores todos los días. No porque pensara que era perfecto sino porque en un punto me di cuenta que todos los días nos vamos a equivocar. No hay forma de acertar siempre y esto no nos tiene quitar el sueño. Hay muchas cosas que resolver para preocuparnos por nuestras formas durante cada segundo del día. Aún así siempre es prudente echar una mirada a nuestro comportamiento y entender si la forma en que nos estamos desarrollando es la mejor hacia los demás. Los verdaderos problemas son consecuencia de muchos errores y por lo tanto modificar un error no vale la pena, nuestro comportamiento en general es el que se debe examinar, dentro y fuera de la oficina.