He escuchado la frase «hay que saber hacer las preguntas correctas” y creo que se trata más sobre el proceso que sigue nuestra mente para preguntarnos y según nuestro diálogo interior, formular una pregunta profunda o no.
Mi esposo es mecatrónico y trabaja en el giro de maquinaria, hace los programas de automatización, es el mejor claro (me sonrojé). He compartido poco de él y hay una historia que cuento en algunos cursos y pienso sirve para el punto que quiero reflexionar hoy.
Hace un tiempo se dio en donde trabaja una situación con un cliente, se oxidaban las cadenas de una máquina y, por lo tanto, el equipo de técnicos e ingenieros iban a revisar, las cambiaban y listo. Pero volvía a ocurrir hasta que ya con el cliente molesto se decidió él a ir a resolver el problema. Me dijo que volvería en una semana, pero el mismo día que se fue me habla para decirme que ya regresaba y me extrañó que tan pronto se hubiese resuelto a profundidad aquel problema de meses.
Me dijo -era algo de sentido común-(el menos común de todos), resulta que el personal que limpiaba las máquinas lo hacía con un líquido corrosivo y esa área en particular no debía limpiarse de esa forma. Le pregunté si me permitía ser investigadora en la situación y le pedí que le preguntará al equipo ¿cuál era la primera pregunta que se hacían cuando estaban frente al problema?, luego me dijo que la pregunta era ¿por qué está fallando la máquina?, evidentemente por una cadena oxidada que había que cambiar. Sin embargo, cuando le pregunté a él ¿tú qué pregunta te hiciste? Me dijo -Yo me pregunté ¿por qué se oxida el metal?- y listo, ahí estaba la respuesta, el metal se oxida con líquido y había que buscar la fuente.
La forma en la que nos hacemos las preguntas tiene mucho impacto en el camino que seguimos para resolverlas, no se trata solo de hacer preguntas diferentes sino de profundizar.
En una reunión de indicadores preguntarle a la gente, ¿por qué esta baja la venta? ¿Por qué no hay utilidad? Son ejemplos de preguntas poco profundas, la gente ya sabe que esta baja la venta o la utilidad y evidentemente no saben por qué, de lo contrario, seguro, ya lo hubieran resuelto.
Profundizar con preguntas es parte de lo que hago, puede ser incómodo o desesperante, pero me encanta preguntar, siempre con el ánimo de profundizar y llegar a ideas que de verdad despierten acciones con impacto. Cuando me preguntan, ¿por qué entrar a un curso de capacitación con nosotros? Creo que es porque sales con muchas preguntas sin respuesta, y esa es la forma en la que aprendemos mejor.
Deja de buscar respuestas, busca preguntas y aprende más
Eva Saiz Salazar