Esta semana en Infocus Consultores escuché una frase que hizo eco en mí: Cuando todo anda bien es porque las cosas andan muy mal. Ya había escuchado algo parecido pero no había reflexionado al respecto. Trabajamos todos los días en la resolución de problemas, nos planteamos retos, nos arriesgamos, crecemos como empresa y como empresarios pero, ¿para qué lo hacemos?, ¿no esperamos todos tener un momento de comodidad?. Esta premisa plantea una contradicción aparente: nuestro trabajo busca la estabilidad y el confort como meta pero si llegamos a esa tranquilidad entonces las cosas no están tan bien como deberían.
La respuesta es más fácil de lo que parece: no hay éxito sin lucha. La lucha, el desgaste, la preocupación constante marcan el camino para lograr las cosas. Hay que pelear para ganar.
Si encontramos días de paz hay que disfrutarlos pero si esos días se convierten en meses o en años lo más probable es que estemos estancados o demasiado cómodos. Hay que sacudirnos el confort y volver a la lucha para conseguir mejores y mayores logros. Es el único camino y siempre lo ha sido.