Tengo un compadre que admiro. Cuando estaba en la prepa le pidieron que trazara en una hoja como iba a ser su vida y como cualquier estudiante de esa edad te pones a soñar. “jubilarme a los 40” fue una de ellas. Pasaron los años y mi compadre tuvo oportunidad de estudiar fuera del país, trabajar en empresas trasnacionales, viajar por varias ciudades de Mexico como parte de su trabajo, hasta que emprendió su negocio. Después de pasar la etapa de sobrevivencia; empezó a abrir sucursales, meter nuevos productos, importar de China, contratar más gente y como él lo dice coloquialmente, en más de una ocasión dejar los pelos en el alambre.
Sin esperarlo, cuando cumplió 39 años, su competencia de esas que están en la región y también en toda Latinoamérica llegó a ofrecerle comprar su empresa. Su jubilación estaba ahí y mi compadre que es medio atarantado hizo lo mismo que yo hubiera hecho: le preguntó a alguien que ya había pasado por eso. Al final decidió, que estaba aún muy joven y no lo vendió. Su negocio sigue creciendo.
Soy ingeniero y aún así creo en que pedirle al universo lo atrae, es como cuando hacía mis prácticas profesionales y andaba en el Datsun 83 de mamanina y a veces no prendía en la mañana y me las ingeniaba para llegar puntual. Una vez me preguntaron qué haría si me sacaba el Melate y les dije que arreglar el carro para ir al trabajo sin batallar.
¡Diviértete!
Poncho
Por cierto, en la semana estuvimos platicando sobre la importancia de los climas laborales y me gustaría conocer un poco más a tu empresa. ¿Me ayudas a contestar esta encuesta rápida de 3 preguntas?