Caminando por el estacionamiento de un centro comercial, paso enseguida de una señora que tenía a su bebé cargando en un brazo y con el otro intentaba con mucho esfuerzo sacar una carreola de la cajuela de su carro, me acerco y le preguntó si le podía ayudar y muy contenta me dice: —¡¡si por favor !! Me da al bebé, saca y arma la carreola en tres segundos, toma de nuevo a su bebé, lo sienta en la carreola y se va agradecida.
Uno ofrece ayuda pero nunca sabe cuál es la ayuda que el otro espera.