¡Yo ayudo! Fue una de las primeras frases de mi hija que ya casi cumple 3 años, recuerdo cuándo su maestra en maternal me dijo en su primera evaluación que ella siempre quería ayudar a entregar los materiales, recoger, ordenar, tomar lista, en casa siempre quiere ayudar a cocinar y si se pierde algo seguramente ella sabe en dónde está o lo guardó. Incluso le recuerda a su hermano de 8 años las cosas que debe llevar a la escuela.
Cuando Amelia comenzó con su interés por ayudar nos dimos cuenta en casa de que nos faltaba involucrar a Leonardo en tareas, así que mi esposo y yo decidimos que era importante y necesario involucrarlo para que ayudara.
Ocurre que las personas somos tan distintas y muchas de las formas en que sobresalimos tiene que ver con el espíritu nato de nuestras tendencias de personalidad y desarrollo de habilidades, la diversidad en los equipos de trabajo nos impulsa a ver aquellas posibilidades que si no tuviésemos esos escenarios tal vez no las veríamos, Amelia y su espíritu de ayuda vino a provocar consciencia en impulsar algo diferente y útil en su hermano ¿Cuántas veces tienes la oportunidad de observar y permitir que las virtudes de otros impulsen a los demás?.
Pon atención a esas diferencias, preocúpate por involucrar y apreciar las virtudes de los demás y provoca que la diversidad sea un detonador de expansión de una cultura de trabajo en permanente nutrición.
Mi propósito es despertar ideas
a ti te toca que no se queden solo en ideas.
Eva Saiz