Hoy te quiero compartir una herramienta para desarrollar resiliencia, pero antes de ir a ello vamos a profundizar un poco sobre ¿qué es la resiliencia y cómo se compone?
La resiliencia como «la capacidad para tolerar la incomodidad, sentir emociones difíciles y transformarse» tiene un inmenso valor, una persona se convierte en otra después de la crisis o incomodidad, pasa a ser mejor. Y precisamente ese es el valor de la resiliencia como habilidad, ofrecer la posibilidad de evolucionar mejorándose no solo por ser fuerte, sino por aprender en el proceso y transformarse.
La resiliencia se forma de:
Fortaleza: «Aguantar la adversidad de la vida»
Optimismo: «Tener una mentalidad positiva»
Persistencia: «Seguir adelante pese a los obstáculos para cumplir una meta»
Adaptación:«Cambiar, adecuarse a las circunstancias incluso difíciles»
Una herramienta útil para madurar la resiliencia es «aplicar bricolaje», que es lograr un reenmarcar los desafíos en orden de resolver. Por ejemplo, «Si no tengo azul, pongo verde» un estilo de pensamiento apoyado por diversos autores de mindfulness que se enfoca en no limitarse y centrarse en el proceso, entonces si una persona de repente no logra vender un producto puede tomar otro y así buscando cumplir el proceso lejos del resultado.
Incluso consiguiendo muchos «no» podría conseguir más «sí» gracias a la constancia y consistencia. Trata entonces de permitir y favorecer la visión de salir adelante, transformándote con una mentalidad positiva, buscando siempre cumplir el objetivo y disfrutar el proceso.
Cuando tengas un desafío frente a ti, imagina que es un lienzo por pintar. Si no tienes azul pon verde, pero no dejes de pintarlo con la energía y disciplina que requería el color azul.
Eva Saiz Salazar
¡Mi propósito es despertar ideas!