Siempre fui el más chico del salón y nunca fui sobresaliente en nada, casi siempre solitario, estuve en diez escuelas. Algunas me cambiaban por ubicación otras me corrían por malas calificaciones y cada cambio era volver a empezar: conocer nuevas personas y entender las nuevas reglas. Misma vieja sensación: aburrirme, pensar en qué reglas deberían cambiar y estar solo.
Desde siempre he buscado el consejo de los que admiro, hoy también busco el consejo de los jóvenes porque es fácil olvidar que un día también lo fui.
Como verás aprendí a adaptarme a los cambios, no me da miedo vivirlos así que puedo acompañar a los negocios que están en ese proceso porque hacerlo solos no está padre.
¡Diviértete!
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