Hace poco más de 13 años había dudado emprender.
Ese día, mientras trotaba, en conversación conmigo mismo me llegó el pensamiento ese que sabotea: No lo hagas, no sabes cómo. (Tenía miedo pero no sabía). En eso me llega otro pensamiento: el Poncho del futuro contándoles a sus nietos que no hizo algo que tenía muchas ganas porque pensó que iba a salir mal, es más, ahí decidió que eso mejor no se los contaría por vergüenza.
El Poncho del futuro me voltea a ver y me dice: — Hazlo, si fallas pues buscamos otro trabajo y ya. Sentí mucha confianza en mí mismo.
Lo hice y aquí sigo.
Ya quiero (y no) conocer al Poncho del futuro para agradecerle me haya empujado a tomar esta y otras decisiones importantes en mi vida, no sé dónde estaría ahora sin él.
Diviértete!
Poncho Mendoza