Don Miguel Ángel Manjarrez

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Me acuerdo a mis 21 años, recién graduado y en mi primer trabajo ya como «ingeniero» estando sentado en la computadora diseñando unos formatos para medir la productividad de cada máquina de la imprenta, entra Don Miguel Ángel Manjarrez y me da la mano para saludar, me giro en mi silla de esas que tienen rueditas, le doy la mano y tomándomela con fuerza y sin soltarme me dice con una sonrisa muy suya: —¿yo estoy parado, porque tú sigues sentado? —Pegué un brinco de la silla asustado aún tomándole la mano —Aguzado, cabrón , me aconseja una vez más y suelta una carcajada, también muy suya.

Desde entonces cada que saludo a alguien me levanto, imagínate que cuando asistía más seguido a grupos empresariales empecé a llegar un poco más tarde porque cuando llegaba temprano me levantaba 20 veces o más para saludar a los que iban llegando.

Don Miguel Ángel fue una de las tres personas que me empujaron a emprender. Me acuerdo cuando le platiqué mi idea, me preguntó —¿tienes miedo Poncho?. —Si, mucho le dije. — Qué bueno, el miedo es bueno, a mí todavía no se me ha quitado. Son tiempos difíciles, pero desde joven he escuchado que los tiempos son difíciles, ¿cuándo han sido fáciles? y cada año me ha ido mejor.

Le llamaba seguido para consultarlo, tenía esa cualidad de que en la misma conversación pasaba de hacerte sentir que eres bien burro mientras se reía de ti, a pasar en segundos a una solución práctica, ética y motivadora suficiente para después de platicar con él fueras tras ella.

Hace 13 años aún se usaban facturas, carpetas, hojas membretadas y tarjetas de presentación. Fui a Manjarrez impresores a que me hicieran mis primeras de todo. Cuando voy a recogerlas y quiero pagar me dicen que no era nada, volví a preguntar porque me pareció que no había entendido y me repitieron la respuesta, salgo de recepción cargando mi caja llena de todo el material de Infocus y voy a buscar, me lo encontré saliendo de pre-prensa, sintiendo mucho agradecimiento le doy un abrazo fuerte y me dice: —Aquí tienes un amigo Poncho, haz que valga la pena tu idea. Hasta la fecha sin cotizar con nadie más voy y le compro a él lo que vende.

Sr. Miguel Ángel, aquí tiene otro amigo y sigo intentando hacer que valga la pena. DEP.

Poncho Mendoza

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