Mi tío Jorge siempre ha dicho que hay dos escuelas: la casa y la calle. Yo creo que hay tres: la casa, la escuela y la calle.
Las primeras dos ayudan para sobrevivir en la tercera y esta última es la que te ayuda a crecer profesionalmente.
La libertad de decisión con consecuencias que me daban mi papá y mamá me fomentó mucho intentar cosas nuevas, algo tan sencillo como decidir que ropa o corte de pelo traer, me lo rapé varias veces y me dejaba el copete muy muy largo o la vez que me lo decoloré o cuando usaba shorts gigantes y billetera con cadena.
En la escuela nunca fui muy brillante, estuve en 9 sin contar la universidad, pero al estar moviéndome aprendí a adaptarme a los cambios. Ya en la carrera, en el Tec de Culiacán (ITC) aprendí que hay muchas formas y herramientas para resolver problemas, hay que aprender a seleccionar la correcta o seguir buscando nuevas.
Y en la calle, durante la carrera trabajaba de valuador en una casa de empeño que está en un mercado de colonia, descubrí que no toda la gente es buena, y también que hay mucha gente buena que esta necesitada y batalla para salir adelante y que yo he sido afortunado porque no hice nada para tener la familia que tengo, solo nacer en ella.
Diviértete,
Poncho Mendoza